Suscripciones hasta en el cerebro: una mirada crítica al ARR y su sostenibilidad

Esta semana vi el primer capítulo de la nueva temporada de Black Mirror, titulado “Common People” (si no lo han visto, vienen spoilers). En este episodio, Amanda — la protagonista — sufre un colapso por un tumor cerebral inoperable; su esposo accede a un tratamiento ofrecido por una healthtech que reemplaza parte de su cerebro con tejido sintético conectado a la nube 🤔. La cirugía es gratuita, sí… pero el mantenimiento depende de una suscripción mensual de $300 USD.

Al principio todo marcha bien, hasta que Amanda empieza a insertar anuncios publicitarios en sus conversaciones sin darse cuenta. Para evitarlo, deben subir al plan de suscripción Plus, por $800 USD al mes. Más adelante, la protagonista comienza a dormir casi 12 horas diarias; la empresa está usando su cerebro como servidor para alojar datos. ¿La solución? Subir otra vez el nivel de suscripción, ahora al plan Lux, por $1,000 USD al mes.

Más allá de la ficción, el episodio me dejó pensando en nuestra relación real con el modelo de suscripciones. En lo personal y en lo profesional —trabajo en la industria SaaS, donde todo gira en torno al ARR (ingreso anual recurrente)— me pregunto: ¿hasta dónde puede escalar este modelo? ¿Es realmente sostenible?

Mal contadas, en mi casa ya llevamos 15 suscripciones… y cada mes aparece una nueva.

“En promedio, un hogar en EE. UU. ya paga más de 12 suscripciones mensuales, y gasta alrededor de $273 dólares al mes en servicios digitales recurrentes (Harvard Business School, 2023). Desde contenido hasta productos del hogar, todo se volvió as-a-service.”

© 2025 Nicolás Escobar Uribe – Imagen generada con tecnología DALL·E. Inspirada en el estilo del artista mexicano Diego Rivera.

¿Qué es el modelo de suscripción y cómo se mide?

En el mundo SaaS, el ARR (Annual Recurring Revenue) es la métrica suprema: indica cuánto ingreso anual puede esperar una empresa por suscripciones activas. No incluye ventas únicas, proyectos de corto plazo ni ingresos excepcionales.

A los inversionistas les encanta porque ayuda a:

  • Prever ingresos con claridad,

  • Tomar decisiones de inversión más seguras,

  • Medir crecimiento real, no inflado por campañas o estacionalidades.

Pero aunque suena fácil, muchas organizaciones —y personas— todavía lo malinterpretan o lo subestiman.

“El crecimiento del ARR en el sector SaaS lleva una década desacelerándose, incluso entre compañías pequeñas (OpenView Partners, 2023). En 2023, se registró por primera vez un mes con crecimiento neto negativo del MRR (ProfitWell Index), una señal de alarma para un modelo que se creía infalible.”

¿Por qué sigue siendo un misterio para muchas organizaciones?

En muchos equipos todavía se celebran trimestres exitosos sin diferenciar entre ingresos totales, facturación y ARR. Es común ver reportes donde se mezclan proyectos de consultoría, servicios profesionales o implementaciones como si fueran parte del ingreso recurrente, generando una ilusión de estabilidad que no siempre es real.

Ejemplo clásico: una empresa cierra varios proyectos grandes en un trimestre y asume que su salud financiera está sólida. Pero al revisar su ARR, se da cuenta de que los ingresos recurrentes no crecieron… o incluso disminuyeron.

¿Y qué pasa con los grandes? ¿Es sostenible el ARR?

Tomemos el caso de Netflix, casi un ideal aspiracional para cualquier compañía SaaS, pero su sostenibilidad a largo plazo está lejos de estar garantizada. La llegada a una base de usuarios prácticamente tope y la saturación de mercados clave comenzaron a comprometer el crecimiento de su ARR (Doctors in Business Journal, 2024).

Tanto así que Netflix tuvo que hacer lo impensable: incorporar anuncios. Sí, la misma plataforma que alguna vez nos prometió “ver sin interrupciones” ahora ofrece un plan con comerciales (AP News, 2024). Casi como Amanda en Black Mirror, que de pronto empezó a soltar anuncios en medio de sus conversaciones.

“Netflix tuvo que modificar su modelo: lanzó un plan más barato con anuncios y aplicó un control estricto sobre el uso compartido de cuentas. ¿El resultado? Un crecimiento de 19 millones de usuarios en el último trimestre, pero con una migración hacia planes de menor ingreso por usuario (Bloomberg, 2024). Es decir, sigue creciendo… pero no necesariamente ganando más.”

Spotify tampoco la tiene fácil, recientemente exigió un mínimo de 1,000 reproducciones anuales para que los creadores puedan generar ingresos; una medida que deja ver lo frágil que puede ser el ingreso recurrente cuando depende de equilibrios entre tan justos entre creadores, audiencia y márgenes (The Guardian, 2023; Spotify for Artists, 2023).

“Spotify operó con pérdidas durante 16 años consecutivos, hasta que en 2024 logró su primer trimestre rentable, no gracias al aumento de suscriptores, sino tras recortes, despidos y alzas en precios (The Guardian, 2024). El ARR se volvió rentable solo cuando dejaron de crecer.”

Y lo mismo pasa con muchas otras plataformas basadas en suscripciones: cuando el crecimiento se frena, aparecen los límites. Y con esos límites llegan recortes en regalías para creadores, estrategias agresivas de reducción de costos, despidos masivos y una presión constante por justificar cada dólar de suscripción. El ARR es estable… hasta que deja de serlo.

¿Y las personas?

Desde el lado del consumidor, la fatiga es real. Cada app, cada servicio, cada contenido… todo viene con una suscripción, hemos pasado de la compra única a una vida fraccionada; pagamos por almacenar nuestras fotos, por escuchar música sin interrupciones, por ver series que no terminamos y hasta por que nuestro software siga funcionando.

Lo preocupante es que muchos modelos ya no están diseñados para sumar valor, sino para evitar que canceles. Se enfocan más en retenerte que en transformarte. Más en el hábito que en el impacto.

Y eso también tiene un límite…

“La fatiga es real. 62% de los usuarios de streaming dicen sentirse abrumados por la cantidad de servicios que manejan (CivicScience, 2023). Y más de la mitad ya ha cancelado —o planea cancelar— al menos una suscripción en el próximo año. No por falta de contenido, sino por saturación emocional y financiera.”

© 2025 Nicolás Escobar Uribe – Imagen generada con tecnología DALL·E. Inspirada en el estilo del artista mexicano Diego Rivera.

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